MEMORIA HISTÓRICA

ANJEL LEKUONA

La vida del busturitarra Anjel Lekuona, junto a la de otros tantos que, como él dieron su vida y sufrieron la barbarie de una guerra y sus consecuencias, nos ayuda a entender lo importante que es la memoria. Su historia es de sufrimiento y también de humanidad, de honestidad y de dignidad.

SUFRIMIENTO, CENIZAS, HUMANIDAD, DIGNIDAD Y MEMORIA.

El rescate
de
nuestra historia

Alrededor de 258 vascos fueron llevados, al igual que Anjel Lekuona, a los campos de concentración de la Alemania nazi entre 1940 y 1945. Hacinados en Mauthausen, Buchenwald, Dachau, Sachsenhausen, Ravensbrück, Neuengamme, Flossenbürg y otros campos, padecieron el “exterminio mediante el trabajo”: un mortífero desgaste que se daba consecuencia del agotador trabajo, la mala alimentación, la deficiente indumentaria y a las enfermedades por hacinamiento. La esperanza de vida era de ocho meses para aquellos que murieron, la mitad de ellos. Quienes sobrevivieron padecieron secuelas crónicas y en los años venideros fallecieron no pocos de ellos. Recuerdo eterno a todas las víctimas vascas del nazismo. ¡Nunca más!

ETXAHUN GALPARSORO, Historiador

Una carta
manuscrita, clave en
la investigación

En el año 2000 se inicia la investigación sobre Anjel Lekuona. Extrayendo datos de la carta que Gregoire Uranga, natural de Urruña y compañero de Anjel Lekuona en el campo de concentración, envió a la familia Lekuona en verano de 1945, se pudo saber que huyó a Francia en 1939 y que trabajó de leñador. También se sabe que es detenido en verano de 1943 en algún lugar del Pirineo, cerca del campo de Gurs (según una investigación de la Universidad de Pau, en la que se apunta que Anjel Lekuona estuvo trabajando en una empresa maderera de Arudy, a escasos kilómetros de este campo).


Gracias a las consultas en los distintos archivos hemos podido conocer más detalles (fechas, documentación sobre los convoyes en los que trasladaban a los prisioneros, etc.). Uniendo todos estos cabos, consultando muchos archivos, contactando con otros historiadores, se ha llegado al descubrimiento de que las cenizas de Anjel Lekuona, junto a las de otros muchos fusilados por los nazis, reposan en el memorial del Crematorio de Strasnice, en Praga. Gracias a la valentía y a la decisión del encargado de este crematorio, Frantisek Suchy, quien, desobedeciendo las órdenes de los SS, documentó cada una de estas cremaciones y guardó las cenizas en urnas numeradas, escondiéndolas en un lugar apartado del crematorio.

 

Cenizas y dignidad

Junto a las cenizas de Anjel Lekuona, en la urna funeraria con el número 62.559, fueron escondidas, por Frantisek Suchy el administrados del crematorio de Praga, las cenizas de otros seis prisioneros españoles en sus correspondientes urnas, todas ellas también debidamente numeradas, que corresponden a: Enric Moner Castell (Figueres, Girona), Pedro Raga Castell (Ulldecona, Tarragona), Antonio Medina García (Motril, Granada), Rafael Moyá Pujol (Andratx, Illes Balears), Vicente Vila Cuenca (Alberic, Valencia) y Antonio Clemente Jódar (Antas, Almeria).
FAMILIAS


Búsqueda y gratitud


Este inaudito descubrimiento, realizado por el investigador Unai Egia, condujo la investigación por un camino absolutamente inesperado. Se trataba ahora de buscar y encontrar a las familias de estas otras cinco personas. Tras una laboriosa búsqueda, se consiguió localizar a familiares de casi todos ellos, a excepción, por ahora (año 2024), de los familiares de Vicente Vila Cuenca.


Además de esta labor de localizar a las familias de estas personas, lo que es importante y gratificante es que se ha formado un grupo de personas unidas por la desgracia que sufrieron nuestros familiares y a los que hemos sacado del olvido.

DE OLVIDO
A MEMORIA


Alrededor de 9.500 españoles pasaron por alguno de los campos de concentración nazis: Mauthausen, Buchenwald, Ravensbrück, Dachau, Flossenbürg, etc. Pocos salieron con vida y los escasos supervivientes se vieron obligados a quedarse a residir en el estado francés, la mayoría, o a emigrar a Sudamérica.


 


SIEMPRE GRACIAS

Gracias al trabajo de historiadores como Benito Bermejo, Sandra Checa (publicaron el Libro Memorial en 2006, 61 años después del final de la 2ª Guerra Mundial), Josu Chueca, con su trabajo sobre el campo de Gurs, y Etxahun Galparsoro, con su trabajo de investigación sobre los vascos en los campos de concentración nazis, y gracias también al trabajo de las asociaciones memorialistas, ha sido posible dar visibilidad a estas personas que sufrieron el horror de los campos nazis.

Gracias, también, al tesón del Grupo de trabajo para la preservación de la memoria de los deportados del campo nazi de Hradistko. Es necesario citar varios de los logros conseguidos por este grupo: se han colocado cuatro Stolperstein homenajeando a Enric Moner Castell, Rafael Moyá Pujol, Antonio Medina García y Anjel Lekuona Beitia.

Conciencia, cooperación y respeto

En abril de 2022 se realizó un homenaje a esas seis personas en el crematorio civil de Strasnice (Praga), homenaje en el que se involucraron las autoridades checas y al que asistieron representantes de Alemania, Francia, España, así como del Govern de la Generalitat de Catalunya, el Govern de las Illes Balears y del Instituto Gogora. Familiares de estas seis personas se trasladaron también a Hradistko, donde en una sencilla ceremonia, plantaron un roble, simbolizando la libertad y la amistad entre los pueblos del mundo. Fruto de esta relación, las localidades de Busturia y Hradistko han acordado rubricar un acuerdo de hermanamiento, del que una de sus consecuencias es la colocación de este panel.